Bárbara Rey llora desconsolada tras sufrir un accidente en la cocina

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Son muchos los llamados, pero pocos los elegidos. Ana Obregón y Rappel, Antonia Dell’Atte y Fortu, Julio Iglesias Jr, Nagore y Sofía Cristo pueden presumir en sus extensos y variopintos expedientes profesionales de ser los ganadores de la versión VIP de Ven a cenar conmigo.

Pero la fama y el éxito son efímeros y a partir del martes 4 de diciembre, cuatro nuevas celebrities comenzarán la competición por llevarse a casa los 3.000 euros de premio demostrando que en las cazuelas y en la mesa no tienen rival.
 
Barbara Rey, una de las grandes vedettes de España, será la primera en pelear por tan distinguido título. El reto será doble, pues su hija se erigió campeona de la última edición, y la madre no querrá ser menos.

Falete, artista, diva, estrella y cómico improvisado, se proclamará como el devoraplatos de su edición. Comer es una actividad esencial en su existencia. Cuando compone, come; antes de cantar, come; nada más levantarse, come. Con tanta magia en esa vida cargada de arte está deseando encontrar la dieta milagrosa que le ayude a bajar unos kilitos. No sucederá en esta competición, desde luego.

Gloria Camila Ortega, hija de La Más Grande, estudia para poder cumplir su sueño de ser diseñadora de moda. Y en la cocina, es una maestra del robot de cocina. Que ella misma se califique como patosa no deja mucho lugar a la esperanza.

Y finalmente Nicolás Vallejo-Nájera, Colate para los amigos, que se erigirá como el hombre formal de humor irónico. Busca su oportunidad de redimirse y, de paso, acabar con su soltería demostrando su buen hacer a los platos. ¿Le habrá dado clases su hermana Samanta?
 
El primer encuentro de Bárbara, Falete, Colate y Gloria será todo un festín de abrazos y embutidos de Totana. Acostumbrada a los flashes, las persecuciones y las polémicas, todo parece indicar que Bárbara manejará la presión como una olla exprés, expulsando vapor en pequeñas dosis, pero la realidad será más bien la contraria.

Un terrible accidente en la cocina desestabilizará a la vedette hasta el llanto y el drama inconsolable. Lo positivo de esta situación es que cuanto menos comes, más conversas. Y en esas lides, Bárbara no tiene parangón. La velada estará repleta de recuerdos de familia, del circo, la televisión, de la época del destape y de algún que otro pelo a la mesa. Y sí, de nuevo Bárbara volverá a ponerse la corona por montera y hablará de sus aventuras y amoríos de juventud. 
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