Brutal Joaquin Phoenix y poderío de Ricardo Darín en San Sebastián
La cuarta jornada de la 65 edición del festival de San Sebastián tuvo una gran acogida. Arnold Schwarzenegger fue la cara más esperada en una alfombra roja pasada por agua y en las salas de prensa.
La directora escocesa Lynne Ramsay fue una de las vencedoras morales del último Festival de Cannes. Su película no se alzó con la Palma de Oro pero sí con los premios a Mejor Guión y Mejor Actor (Joaquin Phoenix). Pero aún más importante que todo eso, es que En realidad, nunca estuviste aquí es la película que más guerra está dando en San Sebastián.
A medio camino entre un Walter Hill de los años 70 y un Melville de los años 50, la película de Ramsay es un derroche de violencia brutal, contada con un mojo y una sobredosis de estilo avant-garde.
En ella Joe (un gigante, en lo físico y lo interpretativo, Joaquin Phoenix) es un ex militar que ahora pasa los días como matón a sueldo para una red de "Padrinos” que dan servicios privados a familias con hijas desaparecidas -probablemente haya tenido servicios diferentes, pero esos no se ven en la película.
Atormentado por su pasado, víctima de un hogar violento e inestable, Joe controla su ira asfixiándose (en temporada baja) y reventando cabezas con una maza de Wall-Mart (en temporada alta). Como suele ocurrir en estos casos, el último trabajo que le encargan le adentra en una red de pedofilia que involucra a políticos y demás gentuza, lo que hace que su ya delicada estabilidad esté a punto de saltar por los aires en cualquier momento.
Será en la noche de este martes cuando el actor argentino Ricardo Darín (Buenos Aires, 1957) recibirá el segundo de los tres premios Donostia que se repartirán en la 65ª edición del Festival de San Sebastián, después de que el fin de semana recibiera su premio la cineasta belga Agnès Varda.
El galardón honorífico más importante del Festival reconoce la carrera del intérprete argentino, que ha trabajado con cineastas como Adolfo Aristarain, Juan José Campanella, Fabián Bielinsky, Fernando Trueba, Pablo Trapero, Cesc Gay o Santiago Mitre.
Darín da vida al presidente de la República Argentina Hernán Blanco, un político de la calle, poco conflictivo y algo invisible entre los egos de sus compañeros de México y Brasil. En esas montañas van a forjar una alianza geopolítica definitiva para estrechar lazos entre los países "hermanos" y cortarlos con el "vecino" Estados Unidos.
De esta forma, el actor argentino recibirá este reconocimiento dos años después de compartir la Concha de Plata a Mejor actor junto a Javier Cámara por Truman. Darín inició su carrera cinematográfica en 1979 de la mano de Julio Porter (La carpa del amor) y Adolfo Aristarain (La playa del amor), medio que alternó con trabajos premiados en la pequeña pantalla.
En los años 80 y 90 trabajó de nuevo con Aristarain (The Stranger, 1987), Alberto Lecchi (Perdido por perdido, 1993) o Eduardo Mignogna (El faro, 1998) y Juan José Campanella (El mismo amor, la misma lluvia, 1999).