Irene Villa y Juan Carlos Quer, dos formas de afrontar el perdón
Irene Villa: “Perdonar acarrea cosas como no mirar atrás”
Con tan solo 12 años la vida de Irene Villa cambió para siempre. Víctima de una cadena de atentados que sembró el caos en Madrid en 1991, Irene resultó gravemente herida por una bomba lapa adosada al vehículo en el que viajaba con su madre al colegio, perdiendo las piernas y tres dedos de una mano.
“Esa mañana había habido un atentado y mi hermana, con 15 años, estaba en casa atemorizada porque, como mi madre trabajaba en una comisaría, pensó que nos podría ocurrir otro atentado. Yo le dije antes de subir al coche: ‘Mamá, ¿y si nos han puesto una bomba a nosotras?’. Y mi madre dijo: ‘Hija, eso se lo ponen a gente importante. Tú y yo no somos nadie. Así que ¡venga!, súbete al coche que vamos a llegar tarde’. Y ya no me acuerdo de nada más”.
Su vida es un ejemplo de superación, pero especialmente de cómo gestionar el perdón. “Uno elige perdonar igual que elige ser feliz y eso acarrea ciertas cosas, como por ejemplo no mirar hacia atrás”.
Juan Carlos Quer: “El presupuesto para el perdón es el arrepentimiento. Y ese presupuesto no se ha cumplido”
Su hija, Diana, desapareció en agosto de 2016. Un año y medio después, su cuerpo fue encontrado en un pozo. “Me llamaron a las cuatro y media de la madrugada. Es una llamada que ya estás preparado para recibirla. Y me dijeron con la voz entrecortada, en medio de un silencio sepulcral: ‘Ya tenemos a Diana con nosotros”.
Juan Carlos relata en Chester cómo afrontó el suceso y sus sensaciones actuales, en la que el perdón para el asesino de su hija no tiene cabida.
“El presupuesto para el perdón es que haya arrepentimiento. Y de momento en ese individuo, por calificarlo de algún modo, ese presupuesto no se ha cumplido”.
Su lucha ahora es que no se derogue la prisión permanente revisable. “Hay que establecer la certidumbre de que antes de que se les ponga en libertad o de que se aplique un tercer grado penitenciario, este tipo de individuos estén rehabilitados de modo efectivo. Si no, no deben de salir. Por sentido común”.
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