Misterio y humor en la Noche de juegos de Jason Bateman y Rachel McAdams
Es la combinación perfecta de comedia y thriller. Así es Noche de juegos que cuenta con grandes profesionales detrás de las cámaras y un elenco que juega a lo que le piden.
Annie y Max, los personajes de Rachel McAdams y Jason Bateman, se conocen en un bar, en un torneo de juegos nocturnos, en los que la rapidez con que se contesta tiene su premio. Son tal para cual, se casan y reiterarán esas noches de juegos a la que hace referencia el título del filme de Jonathan Goldstein y John Francis Daley una vez por semana, con otros amigos y parejas.
Puede ser jugar Monopoly o a Uno, no importa, la cosa es reunirse en la casa del matrimonio, beber cerveza y comer comida rápida hasta que la aparente monotonía se quiebra con la llegada de Brooks (Kyle Chandler, especialista en hacer de hermano, como en Manchester junto al mar y Bloodline, la serie de Netflix ), que siempre tuvo disputas con Max, más que nada de rivalidad y competencia.
Brooks convence a todos de realizar una noche de juegos en la casa que alquila, y allí se enteran de la propuesta: contrató a una empresa que secuestrará a uno de ellos, y el que descubra el paradero, se quedará con su coche, un Corvette de 1976.
El reparto se completa con la ayuda de Kyle Chandler, a quien se vio en la cinta Carol, Michael C Hall, protagonista de la querida serie Dexter, Chelsea Peretti (Brooklyn Nine-Nine), Jesse Plemons, que participó en Los archivos del Pentágono y Fargo, Billy Magnussen y Danny Huston, actor que apareció en Wonder Woman y American Horror Story.
El film tiene un arranque eficaz en el que los espectadores se sumergen en ese submundo de los jugadores compulsivos, pero sobre todo en su segunda mitad el relato opta por una espiral de acción con las tres parejas protagónicas.
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