El vestido de ensueño de Fabiola de Bélgica con Balenciaga
La serie Balenciaga, disponible en Disney+, ha llevado al público general la apasionante vida y obra de Cristóbal Balenciaga, considerado uno de los diseñadores más influyentes de todos los tiempos. Coco Chanel llegó a afirmar que era el único modisto "verdadero", pues no solo diseñaba, sino que también sabía coser como un maestro.
Entre sus hitos más destacados figura la creación del vestido de novia de Fabiola de Mora y Aragón para su boda con Balduino de Bélgica. Este icónico momento, magistralmente recreado en la serie, tiene como protagonistas a los actores Alberto San Juan y Belén Cuesta, quienes interpretan al modisto y a la reina consorte, respectivamente.
El encargo del vestido no estuvo exento de dificultades. Según relata la serie basada en la vida del genio nacido en Guetaria el 21 de enero de 1895 y fallecido en Jávea el 23 de marzo de 1972, la creación estuvo marcada por estrictas exigencias de discreción. Sin embargo, los bocetos se filtraron antes de la boda, un hecho que incomodó profundamente a Balenciaga, quien siempre valoró la privacidad. Además, el diseño inicial, que incluía detalles en visón, no convenció a la hermana de Jaime de Mora y Aragón, lo que obligó a realizar ajustes.
Otro desafío para el diseñador fue la amplia cobertura mediática que tendría el evento, ya que sería transmitido en televisión en España. Conocido por su reserva y aversión a las cámaras, Balenciaga evitaba aparecer en fotografías y concedió pocas entrevistas a lo largo de su vida. Incluso llegó a litigar para evitar que sus bocetos fueran publicados antes de sus desfiles, además de mantener en secreto su orientación sexual.
La conexión de Fabiola de Bélgica con Balenciaga no fue casual. El modisto había encontrado inspiración en su madre, Martina Eizaguirre Embil, una costurera que luchó por mantener a su familia tras la muerte de su esposo, el pescador José Balenciaga Basurto. Entre las clientas de Martina destacaba la marquesa de Casa-Torres, Micaela Elio y Magallón, bisabuela de Fabiola.
Balenciaga confesó en una entrevista a Paris Match en 1968 que, con solo 12 años, pidió permiso para explorar los armarios de la marquesa en su residencia de verano, Vista Ona. Su talento se manifestó rápidamente al confeccionar un vestido que la aristócrata lució en misa, convirtiéndose en su mecenas. Este apoyo continuó con su hija, Blanca Carrillo de Albornoz y Elío, abuela de Fabiola, quienes abrieron las puertas del exclusivo mundo de la alta costura al joven diseñador.
Un legado en la alta sociedad europea
Tras el estallido de la Guerra Civil Española, Balenciaga se trasladó a París, pero mantuvo vínculos con la familia que impulsó su carrera. Fue uno de los diseñadores preferidos de Fabiola de Bélgica, tanto antes como después de su matrimonio con Balduino. Aunque muchos de sus diseños no se han acreditado, su influencia en el vestuario de la reina consorte es innegable.
El célebre vestido de novia fue confeccionado por Felisa Irigoyen y las hermanas Carriches Urías, siguiendo al detalle el diseño de Balenciaga. Para su creación se utilizaron 24 metros de seda adquiridos en las Sederías Jorge Fábregas de Barcelona. Una de las hermanas Carriches, Carmen, reveló que realizaron frecuentes viajes al palacio de Laeken para trabajar directamente con Fabiola bajo estrictas normas de confidencialidad.
La reina Fabiola, quien lució el vestido acompañado de una tiara de la reina Astrid, donó esta pieza histórica a la Fundación Balenciaga. Cuando llegó a la sede en Guetaria, los ribetes de visón habían desaparecido, posiblemente reutilizados. El diseñador Lorenzo Caprile restauró el vestido con materiales de alta calidad, devolviéndole su esplendor original.
Este traje formó parte de una exposición retrospectiva en el Museo Thyssen de Madrid y se ha consolidado como una de las piezas más emblemáticas de la fundación. La historia de Cristóbal Balenciaga, entrelazada con las familias más poderosas de Europa, sigue fascinando al mundo, consolidándolo como un auténtico mito de la moda.